Al fondo del Aurlandsfjord se ubica Flåm, un pequeño municipio de apenas 400 habitantes que cada año recibe la visita de miles de turistas atraídos por la espectacular belleza paisajística del entorno.
Este idílico lugar ha estado habitado desde el siglo XIII por granjeros que producen un excelente queso de cabra. Las carnes de la comarca, son igualmente muy reconocidas a nivel nacional. Cabras y ovejas encuentran pastos frescos de gran calidad junto al fiordo, lo que les proporciona un delicioso sabor.
La llegada de turistas a Flåm comenzó en 1860, cuando pescadores deportivos ingleses descubrieron el lugar y quedaron encantados de su belleza y la posibilidades de pesca que el entorno les permitía. Durante unos años se alojaron en la casa más grande del pueblo hasta que el propietario, Christen Fretheim, construyó el primer hotel de Flåm. Se le conocía como Engelskvillaen (la villa inglesa), era un gran edificio de madera de estilo suizo. El hotel se fue ampliando y renovando hasta nuestros días. Si llega en tren a Flåm, lo encontrará al lado derecho con el nombre de Fretheim Hotel.
En Flåm y otros pueblos de la comarca, se produjo una fuerte emigración a América en el siglo XIX. Sin embargo, el acontecimiento más destacado en la historia del municipio fue la construcción de la línea ferroviaria entre Myrdal y Flam. Ese ramal se construyó como anexo al Bergensbanen, la ruta que conecta Oslo y Bergen. El viaje entre entre Myrdal y Flåm transcurre a lo largo de un precioso valle flanqueado por escarpadas montañas. A lo largo del trayecto se pueden divisar numerosas y espectaculares cascadas.