Los noruegos son sencillos, humildes y honestos. Quizás puedan parecer tímidos o descorteses en un primer momento, pero cuando cogen confianza y se abren, pueden ser excelentes amigos y compañeros. En Noruega opera una ley no escrita llamada "Ley de Jante". Esta ley establece valores de igualdad, humildad, sencillez y respeto como pilares fundamentales de la vida público/privada. Por ello, los noruegos no suelen hacer ostentación de sus logros o bienes materiales, estando mal visto socialmente.

Otro de los valores fundamentales que define a la sociedad noruega es la confianza. La confianza de los ciudadanos en el vecino, en su empleador o en los organismos e instituciones públicas de su país. Gracias a ello existe una sociedad cohesionada y transparente que confía en sus dirigentes políticos. Según el informe de Transparency Internacional, Noruega se sitúa entre los 10 países menos corruptos del mundo.

De igual forma, los noruegos aprecian mucho la puntualidad como señal de respeto y deferencia. Son personas cívicas con un gran respeto hacia los bienes público/privados y tienen una relación muy estrecha con la naturaleza.